No quiero presumir de ciudadana ejemplar, por supuesto. No cruzo en verde por el simple hecho de que cruzar en rojo esté prohibido, o para evitarme un accidente. La razón por la que lo hago es mucho más obvia; es lo que hay que hacer. O al menos así lo dictan nuestras normas.
El mundo viaja y gira con prisas. Parece que las prisas pueden más que lo correcto. Que los valores. Incluso que la felicidad.
Pues yo digo que no, y cruzo en verde porque es lo correcto, porque así me lo dicta mi moral, y porque me hace feliz. Sí, evidentemente es una nimiedad, pero si no demostramos nuestros ideales en estas pequeñas cosas, ¿en qué vamos a hacerlo?
Otra cuestión es por qué cruzo saltando de línea blanca en línea blanca. Supongo que eso no tiene explicación. Simplemente, sé disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Haciendo lo correcto.
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