Si todavía hay algo capaz de conmoverte,

Si todavía hay algo capaz de conmoverte,
entonces, sigues vivo.

sábado, 27 de abril de 2013

Lord.


Camina embutido en un abrigo largo, negro.
Fuma, siempre fumando.
No le ha pasado nada, y a la vez le ha pasado todo.
Tiene una vida perfecta, en una ciudad perfecta, en un barrio perfecto, en una casa perfecta, junto a unas personas perfectas. Le sonríen. Sus Sonrisas parecen amables, pero son demasiado grandes para ocultar sus verdaderas intenciones. Quieren devorarlo. Tragárselo pedazo a pedazo, infectarse de su imperfección. No pueden ser infelices. Tienen la Sonrisa clavada en el alma. Están hartos de sonreír.
Y él... él es libre. Él puede fumar. Él puede llorar. Él puede seguir siendo infeliz o elegir ser como ellos, si quiere. Porque no tiene que dar explicaciones a nadie. Puede vomitar sangre y nadie le preguntará qué ha comido. Puede llorar mariposas y nadie le preguntará de quién se ha enamorado.
Y eso es lo que lo hace fumar. No tener que dar explicaciones. No poder darlas. Mientras las Sonrisas quieren escapar de la propia cárcel, roja y de marfil, que se han construido a base de sudor y lágrimas, él quiere construir esa cárcel. Y no lo logra. Porque no posee esas manos... esas manos que lo ayuden.


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