Todavía tengo sangre en las manos.
De la última vez que me besaste.
De la última vez que nos besamos.
Sangre que sabe a miel.
Que cuando se enfría sabe a hiel, y necesita
de ti, para recobrar,
ese sabor dulce, cargante,
que volveré a vomitar en forma de sangre.
Que volveré a pedirte cuando
coagule.
Ahora. Y ahora. Y
ahora.
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