Si todavía hay algo capaz de conmoverte,

Si todavía hay algo capaz de conmoverte,
entonces, sigues vivo.

sábado, 27 de abril de 2013

Lord.


Camina embutido en un abrigo largo, negro.
Fuma, siempre fumando.
No le ha pasado nada, y a la vez le ha pasado todo.
Tiene una vida perfecta, en una ciudad perfecta, en un barrio perfecto, en una casa perfecta, junto a unas personas perfectas. Le sonríen. Sus Sonrisas parecen amables, pero son demasiado grandes para ocultar sus verdaderas intenciones. Quieren devorarlo. Tragárselo pedazo a pedazo, infectarse de su imperfección. No pueden ser infelices. Tienen la Sonrisa clavada en el alma. Están hartos de sonreír.
Y él... él es libre. Él puede fumar. Él puede llorar. Él puede seguir siendo infeliz o elegir ser como ellos, si quiere. Porque no tiene que dar explicaciones a nadie. Puede vomitar sangre y nadie le preguntará qué ha comido. Puede llorar mariposas y nadie le preguntará de quién se ha enamorado.
Y eso es lo que lo hace fumar. No tener que dar explicaciones. No poder darlas. Mientras las Sonrisas quieren escapar de la propia cárcel, roja y de marfil, que se han construido a base de sudor y lágrimas, él quiere construir esa cárcel. Y no lo logra. Porque no posee esas manos... esas manos que lo ayuden.


sábado, 20 de abril de 2013

Cruel amante.


- ¿Qué tiene ella que no tenga yo? - Preguntó entre sollozos.
- Pero cariño, ¡si yo te quiero a ti! Eres lo mejor que hay en mi vida. - Susurró él, cabizbajo.
- ¡Lo mejor! Pero no lo único... No haces más que hablar con ella. Es ella, ella, ella. ¡No puedo más! - le ladraba furiosa.
 - Ella es sólo mi amiga, de verdad. Eres la dueña de mi corazón. Por favor, no me hagas esto.
- No tienes idea de lo que sufro todas las noches cuando te escabulles a verla. No tienes ni idea de cómo me siento. - Apartó la cara para que aquel traidor no la viera llorar.
- Siento que es mi deber, ya te lo he explicado cientos de veces. Sólo es mi amiga... - Por desgracia, esto último no lo dijo lo suficientemente convencido.
- ¡YO TENGO QUE SER TU MEJOR AMIGA! A la que le cuentas tus cosas, tus penas... ¡NO ELLA! - Gritó ella, fuera de sus casillas.
 - No puedo dejarla. No puedo dejar de verla. Igual que no puedo dejar de verte a ti, de tenerte, de amarte. A ella no la amo. - Susurró él con el rabo entre las piernas.
- No, a ella la necesitas. A mí no. Y por eso, yo no puedo más. No puedo seguir con esto. - Y ella se marchó, para no volver jamás.

Así, el lobo se volvió y miró hacia el cielo. Miró a la Luna. Esta vez, sin amor, con odio, aulló hacia ella. Le había arrebatado a la loba de su vida.  

jueves, 18 de abril de 2013

Eva, tomando el sol.


                Disfrutaban de sus manjares callados, como bien indican las normas establecidas de protocolo. Su fiel mascota los observaba desde una distancia prudencial, curioso, incluso pícaro. Cuando terminaron, de postre, se tomaron unas rojísimas manzanas, ¡qué pinta tenían! Incluso su mascota tomó un poco.
                De repente, retumbó un trueno en el cielo del paraíso y la serpiente reptó. ¿Que los expulsaban del paraíso por comerse unas pocas manzanas?

- Lo que no le ha gustado al señor barbudo de arriba no ha sido que nos comiéramos su postre. Le ha molestado más el primer plato... - Sonrió Eva, pícara.
- Vaya envidioso. Al menos, ahora podremos comernos el uno al otro sin remordimientos.  

Enca, balga(me). [Otra vez].


Todavía tengo sangre en las manos.
De la última vez que me besaste.
De la última vez que nos besamos.
Sangre que sabe a miel.
Que cuando se enfría sabe a hiel, y necesita
de ti, para recobrar,
ese sabor dulce, cargante,
que volveré a vomitar en forma de sangre.
Que volveré a pedirte cuando
coagule.
Ahora. Y ahora. Y
ahora.

Enca, balga(me).


Hace tiempo que no sabemos
ni lo que decimos,
que no entendemos
lo que hacemos,
que vivimos casi sin
vivir,
casi sin
aire para respirar,
sin
prisa,
con demasiadas pausas...
innecesarias.