¿Os imagináis la angustia, la tensión entre dos montañas que se aman?
Sólo se tocan en su valle, compartido. Como dándose de la mano. Siquiera dándosela, rozándose, como dos colegiales, tímidos. Pero cuando esos colegiales crecen... Y las montañas son ya vetustas. Y las montañas están hartas de esperar.
Aquello de los movimientos tectónicos no es más que una invención del ser humano, que intenta no sentir envidia de un amor tan puro como el montañoso. Puro en el sentido de mineral, porque...
Los 'terremotos' no son más que suspiros, estremecimientos. Y el estremecimiento final tiene como resultado que la montaña vaya a la montaña. Se 'avalanche' una hacia la otra.
Y quién sabe si a las montañas no les va eso del sexo oral. Porque una (la que queda en pie y se sube la falda), se convierte en un volcán.
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