Que no vuelve a los nidos del pasado, porque no quiere el viento, porque no quiere el viento.
Es curioso que mi pecho de pensar sea el izquierdo, el que está sobre el corazón. ¿Eso quiere decir que la razón está por encima del corazón, o que se han fusionado hasta lograr una montaña blanca con cima rosada? ¿Es ese el clímax de la civilización? ¿La fusión entre lo figurado y lo real? ¿El dolor y el placer? ¿Lo divertido y lo rutinario?
Todo es un pecho. Y mi pecho. El izquierdo, concretamente.
Y,
tiene propietario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario