Si todavía hay algo capaz de conmoverte,
lunes, 24 de junio de 2013
Dios, me duele Dios.
Nos encontramos ante un diagrama causal de retroalimentación positiva. Es un caso insólito ya que las variables, aunque dos, en realidad son la misma.
'Dios, me duele Dios.'
La primera variable, es una súplica, un grito de ayuda, de auxilio. La segunda variable es una espina clavada en el alma y en la mente. Ambas son Dios, de forma diferente.
Nos encontramos que cuanto más hondo se nos clava la espina de Dios, de su no-existencia, de su no-realidad, cuanto más grande es la desesperación por saberse mortal y dueño de nuestros actos, mayor es el grito de auxilio hacia ese Dios que tanto nos duele, necesitamos que nos salve y que nos haga nuestra vida cotidiana más llevadera. Por desgracia, cuanto mayor es el S.O.S., mayor es la indiferencia de este, nuestro Dios, y por tanto, aumentará la profundidad de la herida de la fe. Este ciclo se dará en todas direcciones, por tanto también podría interpretarse al contrario.
Es un ciclo muy inestable, como todos los de retroalimentación positiva, ya que un pequeño cambio en una de las variables desencadenará una catástrofe mayor en la siguiente variable y por tanto, también en ella misma.
'Dios, me duele Dios.'
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario