Si todavía hay algo capaz de conmoverte,

Si todavía hay algo capaz de conmoverte,
entonces, sigues vivo.

lunes, 24 de junio de 2013

Greguerías de P. II.

Enigmas, puertas cerradas por las que únicamente puedes vislumbrar sombras a través del cerrojo. Muchos, no tienen llave. Muchos, mejor no encontrarla. Muchos, tiene más valor haber encontrado la puerta.

Dios, me duele Dios.


Nos encontramos ante un diagrama causal de retroalimentación positiva. Es un caso insólito ya que las variables, aunque dos, en realidad son la misma.
'Dios, me duele Dios.'
La primera variable, es una súplica, un grito de ayuda, de auxilio. La segunda variable es una espina clavada en el alma y en la mente. Ambas son Dios, de forma diferente.
Nos encontramos que cuanto más hondo se nos clava la espina de Dios, de su no-existencia, de su no-realidad, cuanto más grande es la desesperación por saberse mortal y dueño de nuestros actos, mayor es el grito de auxilio hacia ese Dios que tanto nos duele, necesitamos que nos salve y que nos haga nuestra vida cotidiana más llevadera. Por desgracia, cuanto mayor es el S.O.S., mayor es la indiferencia de este, nuestro Dios, y por tanto, aumentará la profundidad de la herida de la fe. Este ciclo se dará en todas direcciones, por tanto también podría interpretarse al contrario.
Es un ciclo muy inestable, como todos los de retroalimentación positiva, ya que un pequeño cambio en una de las variables desencadenará una catástrofe mayor en la siguiente variable y por tanto, también en ella misma.
'Dios, me duele Dios.'


Greguerías de P.

Los problemas y las preguntas sobre el universo son Matrioskas infinitas.


¿De dónde viene el mundo? (Del mundo y del tiempo.)

'No tiene justificación vivir en un mundo sin preguntarse siquiera de donde venía.' (Pero, ¿no debemos antes conocer de dónde venimos nosotros? Pero, ¿y si nosotros somos también nuestro mundo? ¿Descubriéndonos a nosotros descubrimos el mundo? ¿Descubriendo el mundo nos descubrimos a nosotros?)

Los 'siempre' son relativos, porque miden tiempo. El tiempo lo hemos inventado nosotros. No existe, sólo es. Los 'siempres' no existen, porque se acaban cuando se acaba el dueño del tiempo del 'siempre' o el tiempo del dueño del 'siempre', que viene a ser lo mismo.


domingo, 23 de junio de 2013

¿No era extraño estar en el mundo en este momento?


(Ese momento en el que sientes que te han cortado los cables y te han quitado las vendas, con los músculos flácidos, fascinado, pero sin saber 'andar', libre, pero sin saber qué hacer con esa libertad.)



¿Quién eres?

¿Imitas a la realidad del espejo o el espejo imita tu realidad? ¿Cómo estás tan seguro de que no eres tú quien está tras el espejo? ¿Sabemos quiénes somos alguna vez o, si lo sabemos, lo entendemos demasiado tarde? (Lo peor que puede sucederte es que aprendas a conocerte a ti mismo. Sigue sorprendiéndote.) ¿Podemos elegirnos a nosotros mismo? (No, pero podemos cambiarnos. ¿Podemos cambiarnos? ¿Queremos cambiarnos? ¿De verdad no nos queremos? Lo suficiente como para no cambiarnos.)


sábado, 8 de junio de 2013

Oiga doctor,

Devuélvame mi depresión, que desde que soy feliz, no escribo ni un párrafo.
Oiga doctor, mi musa está aquí, dígale que me bese, o que sea cierto el jamás.
Oiga doctor, ¿de verdad existe?
Oiga doctor, dígale a Pepito Grillo que siempre me cayó mal. Nadie me dice lo que tengo que hacer. Dele arsénico, por compasión.

La vida no es un bloc cuadriculado, sino una golondrina en movimiento...

Que no vuelve a los nidos del pasado, porque no quiere el viento, porque no quiere el viento.

Es curioso que mi pecho de pensar sea el izquierdo, el que está sobre el corazón. ¿Eso quiere decir que la razón está por encima del corazón, o que se han fusionado hasta lograr una montaña blanca con cima rosada? ¿Es ese el clímax de la civilización? ¿La fusión entre lo figurado y lo real? ¿El dolor y el placer? ¿Lo divertido y lo rutinario?
Todo es un pecho. Y mi pecho. El izquierdo, concretamente.
Y,
tiene propietario.

¿Cuento de ancas?

- Si me permites estar a tu lado, para siempre, este será nuestro cuento de hadas.
- Cuando me besas, me siento una princesa.
- Eres mi princesa. Besémonos siempre.

Y así es como, en una bonita charca, los sapos fueron felices para siempre.