Cariño, oh… Háceme, mi amor. Háceme hasta que
sepa conjugar todos los verbos…
Háceme porque quiero que sientas mi tacto,
suave, tierno… Quiero que mi textura traspase todos tus sentidos, y se
convierta en colores, sabores, olores…
Oh, cariño, mi amor, pero háceme porque
también te ofrezco aquellas cosas. Háceme con la vista, que quiero ser hermosa,
quiero lucir mi cuerpo para ti… Háceme elegante, que quiero que luzcas mi
cuerpo para los demás…
También háceme porque quiero que me huelas
cada rincón de mí. Quiero que aspires mi perfume, embriagarte y volverte
incontenible, de pasión, con cada una de las fragancias que tengo para
ofrecerte…
Pero sobre todo, háceme porque quiero que
me saborees… Quiero que tu paladar explote del gusto, quiero que sientas cada
una de mis sensaciones, quiero dejarte un dejo que no olvides jamás…
Oh, sí, mi amor, háceme así. Háceme hasta
que sepa conjugar todos los verbos… ¿O me devorarás, enloquecido por mi
encanto, antes de que esta tartita que te ama, aprenda a hablar?
(Receta 16, página 13. Hágase rápido.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario