Si todavía hay algo capaz de conmoverte,

Si todavía hay algo capaz de conmoverte,
entonces, sigues vivo.

viernes, 14 de agosto de 2015

Declaración de intenciones. (Demasiadas metáforas.)

Algunos de vosotros os acordaréis de la chica con la coleta ridícula. A lo mejor ya no queda nadie para recordarlo.
La buena noticia (o mala), es que la coleta sigue ahí. La mala (para vosotros) o buena (para la chica) o inefable (para todos), es que la chica ya no está. O si está. O está a medias. Cuando se mira al espejo no se reconoce. Cuando la miran aquellos que ya no ven (porque se han ido), sigue siendo la misma. Cuando la miran aquellos que no ven (porque todavía no están), se encuentran con una persona muy diferente de la que no ve el primer grupo.
¿Sabéis lo que le pasa a un ser vivo cuando no se nutre? ¿Cuándo no se mueve? ¿Cuándo sólo es vivo? Se va atrofiando, pudriendo. Lo mismo le pasa al alma. A esta chica se le ha podrido el alma, efectivamente. Se la han marchitado y ha dejado que así fuera. Han pisoteado hasta la más joven de sus semillas.
El problema de los que ya no ven (porque se han ido) es que vieron mal desde el principio. Aunque lo único que quedara de la chica fuera la coleta, se equivocaron de estrategia. El alma no era una flor, como ellos pensaban. Sólo con dejar de regarla y pisotearla consiguieron marchitarla. Pero no que no resucitara. Porque no era una flor, era un ave fénix. Aquello no lo vieron venir. No lo vieron venir porque ni veían ni ya ven (porque nunca han estado, porque se han ido).
Así que ahora tenemos a un pollito de ave fénix que no sabe cómo alimentarse, y no tiene a nadie quien le enseñe… ¿Todavía? No, nunca. No lo necesita. Ahora está comiendo (viviendo) un poco. Está convaleciente… pero nadie lo sabe porque es "sólo" en su alma.
Pero no pasa nada. Porque ahora tiene metas pero ya no tiene pollitos (los que ya no ven) que desangren sus pezones en busca de algo de leche, carne o lo que sea de lo que se alimenten los pollitos de ave fénix. Ah, no. No eran ave fénix. Sólo eran, y no lo saben… Bueno, ya no importa. Ahora, va a buscar a otras aves. Otras aves que vuelen a su lado. No siempre, no todo el rato, no por todas las sendas aéreas. Sólo que vuelen a su lado. Y que la hagan volar más alto. Y que los haga volar más alto (aunque estos no son los objetivos de los que os hablaba, eso se queda entre la chica y yo). Los que no vieron (porque nunca han estado), eran una carga, que aceptó gustosamente. Y que cuando se deshicieron de ella (de la chica), en vez de impulsarla, la hundieron primero.

No importa. Un ave fénix resurge de sus cenizas.  

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