Si todavía hay algo capaz de conmoverte,

Si todavía hay algo capaz de conmoverte,
entonces, sigues vivo.

viernes, 14 de agosto de 2015

Háceme.

                Cariño, oh… Háceme, mi amor. Háceme hasta que sepa conjugar todos los verbos…
     Háceme porque quiero que sientas mi tacto, suave, tierno… Quiero que mi textura traspase todos tus sentidos, y se convierta en colores, sabores, olores…
     Oh, cariño, mi amor, pero háceme porque también te ofrezco aquellas cosas. Háceme con la vista, que quiero ser hermosa, quiero lucir mi cuerpo para ti… Háceme elegante, que quiero que luzcas mi cuerpo para los demás…
     También háceme porque quiero que me huelas cada rincón de mí. Quiero que aspires mi perfume, embriagarte y volverte incontenible, de pasión, con cada una de las fragancias que tengo para ofrecerte…
     Pero sobre todo, háceme porque quiero que me saborees… Quiero que tu paladar explote del gusto, quiero que sientas cada una de mis sensaciones, quiero dejarte un dejo que no olvides jamás…


     Oh, sí, mi amor, háceme así. Háceme hasta que sepa conjugar todos los verbos… ¿O me devorarás, enloquecido por mi encanto, antes de que esta tartita que te ama, aprenda a hablar

(Receta 16, página 13. Hágase rápido.)


Declaración de intenciones. (Demasiadas metáforas.)

Algunos de vosotros os acordaréis de la chica con la coleta ridícula. A lo mejor ya no queda nadie para recordarlo.
La buena noticia (o mala), es que la coleta sigue ahí. La mala (para vosotros) o buena (para la chica) o inefable (para todos), es que la chica ya no está. O si está. O está a medias. Cuando se mira al espejo no se reconoce. Cuando la miran aquellos que ya no ven (porque se han ido), sigue siendo la misma. Cuando la miran aquellos que no ven (porque todavía no están), se encuentran con una persona muy diferente de la que no ve el primer grupo.
¿Sabéis lo que le pasa a un ser vivo cuando no se nutre? ¿Cuándo no se mueve? ¿Cuándo sólo es vivo? Se va atrofiando, pudriendo. Lo mismo le pasa al alma. A esta chica se le ha podrido el alma, efectivamente. Se la han marchitado y ha dejado que así fuera. Han pisoteado hasta la más joven de sus semillas.
El problema de los que ya no ven (porque se han ido) es que vieron mal desde el principio. Aunque lo único que quedara de la chica fuera la coleta, se equivocaron de estrategia. El alma no era una flor, como ellos pensaban. Sólo con dejar de regarla y pisotearla consiguieron marchitarla. Pero no que no resucitara. Porque no era una flor, era un ave fénix. Aquello no lo vieron venir. No lo vieron venir porque ni veían ni ya ven (porque nunca han estado, porque se han ido).
Así que ahora tenemos a un pollito de ave fénix que no sabe cómo alimentarse, y no tiene a nadie quien le enseñe… ¿Todavía? No, nunca. No lo necesita. Ahora está comiendo (viviendo) un poco. Está convaleciente… pero nadie lo sabe porque es "sólo" en su alma.
Pero no pasa nada. Porque ahora tiene metas pero ya no tiene pollitos (los que ya no ven) que desangren sus pezones en busca de algo de leche, carne o lo que sea de lo que se alimenten los pollitos de ave fénix. Ah, no. No eran ave fénix. Sólo eran, y no lo saben… Bueno, ya no importa. Ahora, va a buscar a otras aves. Otras aves que vuelen a su lado. No siempre, no todo el rato, no por todas las sendas aéreas. Sólo que vuelen a su lado. Y que la hagan volar más alto. Y que los haga volar más alto (aunque estos no son los objetivos de los que os hablaba, eso se queda entre la chica y yo). Los que no vieron (porque nunca han estado), eran una carga, que aceptó gustosamente. Y que cuando se deshicieron de ella (de la chica), en vez de impulsarla, la hundieron primero.

No importa. Un ave fénix resurge de sus cenizas.  

jueves, 13 de agosto de 2015

Escritura automática. (Te echaba de menos)

Si me visto para la Ópera… y no hay nadie cantando… no hay nadie tocando…
Los instrumentos se han quedado sordos, la audiencia ha perdido el sentido de la decencia.  El director se ha olvidado la batuta en casa. El espectáculo no debe continuar.
Pero yo… estoy vestida para la Ópera.


Ahora estoy rasgada. Como un violín en una obra de Vivaldi. ¿Cómo se queda el piano tras una sonata de Mozart? Cómo se queda el alma después de… Después de eso. El dolor se ha llevado hasta el nombre. El dolor arrasa con todo, y los escombros sólo sirven para recordar una y otra vez la masacre que acechó un día. ¿Barremos un poco, cariño? Nos queda mucho trabajo por delante, y si te me sigues clavando por la espalda, me vas a partir la columna. Y otras cosas… vaya, tampoco ya recuerdo su nombre, has debido de sacármelo con bisturí. ¿Qué cómo voy a barrer? Si ya no me quedan dedos, ni manos, ni ojos, ni boca, ni piernas, ni dedos, ni manos de ojos de entrañas de cielo de azul de vísceras de… Ya no me quedan ni palabras. Quizás palabras sí, pero míralas, ya no tienen sentido, ni dedos, ni manos, ni ojos de cielo de azul de… Están retozando por las lagunas de las que nadie vuelve a ahogarse, a salir, de dedos, de manos, de ojos de cielo de azul porque… Porque a las sirenas se les ha olvidado que necesitan recordar respirar y ya no tienen pulmones de dedos, de manos, de ojos de cielo, de ese… De ese tornado que ha dejado las palabras en posiciones tan extrañas… Porque la acupuntura hinca donde no duele, ¿sabes? Estas palabras se ensañan donde sí en dedos, en manos, en ojos de cielo de azul de… No hay salvavidas. Los socorristas ya no saben cómo nadar o quizás nunca aprendieron pero eran tan guapos con esos dedos, de manos de ojos de cielo de azul… Lo peor es que en los mares (o eran lagunas), aunque los barcos hundidos no flotan, los bailes sí. Y esos se clavan como tú, en los dedos, las manos, los ojos de cielo de azul de… Alguien decía que todos flotan, flotamos… Creo que era un payaso… ¿o una araña? Téjeme una bufanda, mi amor, que me estoy quedando fría en ese verano que me quema los dedos, de las manos de los ojos del cielo de azul de… Ay, pero es eso… ¿un pirata? ¿Soy yo un pirata? ¡Quiero mi loro! Mi cofre… lo perdí… Se perdió, me abandonó. Y ahora… ojo a vizor, ¡cómo brilla! Mi amor, ten cuidado que volvemos a naufragar… mi amor ten cuidado que los dedos de manos de ojos de cielo de azul de… mí.