Puede ser que mañana me despierte sola en la cama,
puede ser que este bosque no tenga raíces,
ni axones,
ni cables,
que este bosque sea sólo ceniza.
Que esta oscuridad sea por la falta de estrellas,
no porque ya no brillen,
simplemente no quedan.
Quizás sea un buzo,
o un astronauta,
o un Indiana Jones,
o sólo Harrison Ford destrozado en un bar,
con la nariz del revés.
O a lo mejor sí que hay un Amazonas,
una mente,
una alambrada,
que el bosque sea de flores.
Que la claridad me ciegue porque las estrellas han decidido beber hasta reventar,
irse de fiesta y disfrutar,
o porque simplemente se hayan quedado en casa leyendo un libro.
Puede que sea un explorador,
un cazatesoros,
un pirata en busca de oro,
o Jack Sparrow borracho.
El caso es que no importa lo que sea,
pero desde luego,
me está gustando.
Si todavía hay algo capaz de conmoverte,
miércoles, 28 de octubre de 2015
martes, 6 de octubre de 2015
Pequeño streptease.
¿Sabéis que sólo escribo cuando estoy muy triste o cuando estoy muy contenta? Como dormir con Estrelli, vaya. Y alguna vez tenía que tocar estar feliz, ¿no? (además de serlo, claro).
Como muchos (casi todos) de los que me conocen realmente bien saben, yo tengo una teoría. Y muchos también disienten. Pero bueno.
La gente no cambia. Para bien o para mal. El ejemplo que pongo es siempre el mismo. Un jarrón puede tener mil formas, mil dibujos, pinturas, incrustaciones, etc. Incluso puede ir "cambiando" de forma a lo largo del tiempo (moldeándose más bien). Pero un jarrón de barro nunca será de cristal, y uno de cristal nunca será de plástico. Simplemente es imposible. La esencia permanece. No podría aventurar cuándo exactamente tenemos conformada nuestra esencia. Como no creo que cambie, desde luego tiene que ser algo que venga de largo. Los sucesos traumáticos o no traumáticos de la infancia por supuesto que influyen en esa esencia. Quizás incluso sucesos muy graves que ocurran en otro momento de la vida puedan alterarla. Pero creo que, en esos casos, el jarrón se rompe. Y cuando se unen las piezas, obviamente no es el mismo. Y aún así... ahí está el material base. El caso. La gente no cambia. Para bien o para mal. Por desgracia, por mucho que es algo que yo personalmente (ahora) tenga muy asumido, es difícil aplicarlo. Aplicarlo en el sentido de... no esperar que nadie cambie. Además, a la gente se le ve el plumero. Si alguien no se quiere comprometer, no lo hará por muchas promesas que haga. Si alguien quiere encerrarte, no dejará de hacerlo por muchas puertas que parezca que te abra. Si alguien te quiere de verdad, no dejará de hacerlo por mucho que no le convenga. Si alguien te desea el bien, te hará el bien. Y punto.
¿Y sabéis? A mí me taparon con una capa de pintura muy gruesa. Diría casi que de asfalto. No sabría decir si fueron "ellos" o yo misma. Supongo que fuimos un poco todos. Pero últimamente he estado rascando el alquitrán y, efectivamente, la gente no cambia. Y yo tampoco. No sé de qué material estoy hecha, pero sé reconocerme cuando me veo en un espejo (virtual, porque en los reales a veces no me distingo). Y eso sí puedo decir con orgullo que lo he hecho yo. Lo de darme una ducha, y volver a aparecer tras toda la mierda. Aunque no le puedo quitar mérito a...
Es que es increíble. Tengo muy mala suerte y muy buena suerte a la vez. Muchas personas a las que más quería se han ido de mi vida. Pero es que están llegando unos jarroncitos que... Vaya jarroncitos. Y estoy alucinando de nuevo con otros que estaban allí en la estantería, cogiendo polvo... Y qué coño, se merecen estar en la primera fila. ¡A mí los jarrones con buena onda!
Y como ya he dicho, no sé de qué material estoy hecha. Pero, joder, me gusta. Me gusto. Hay esquinitas que habrá que ir limando, moldeando... Pero me gusta mi esencia. Y me gustan las nuevas y viejas esencias que estoy descubriendo y redescubriendo. Y no ya sólo esencias personales...
¿Será esta nueva luz?
Gracias Sevilla, gracias Medicina, gracias vosotros, gracias yo.
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