Si todavía hay algo capaz de conmoverte,

Si todavía hay algo capaz de conmoverte,
entonces, sigues vivo.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

De lo tormentoso de los poetas.

Podría decirse que los artistas, pero sobre todo, los poetas, son como los caracoles o las setas. Sólo asoman esa cabecilla suya durante o tras una tormenta. 
¿Por qué no como el arcoiris? Quizás porque no sean bellos, ni coloridos. Quizás porque se asemejan más a su causa, gris y húmeda, que a lo que ellos mismos son, creen o quieren ser. 
Además, como las setas, hay tres tipos de poetas (que me perdonen los expertos en ambas materias). 
- El venenoso, o frustrado. Claro que la poesía y el arte en general necesita odio y bilis, pero llega un momento en que, al aplicarse tantísimo vómito opaco, la obra deja de intuirse. Sólo tripas, y sangre, y maldad, y caos, y autodestrucción y dolor. Un veneno retroalimentativo, come de sí mismo y se vomita a sí mismo una y otra vez. 
- El comestible, o neutro. Bueno, está bien, pero para qué nos vamos a engañar, las champiñones no saben a nada. A menos que encuentren un buen condimento o musa, y por lo que mi caprichosa lengua ha podido apreciar, el perfecto aderezo debe de encontrarse muy lejos de donde mi paladar alcanza. Muy sobrevaloradas, en especial por ellas mismas. Mejor id bajo tierra, quizás las lombrices estén a la altura de vuestras conversaciones superficiales y artificiosas. 
- El alucinógeno o bohemio verdadero. A base de absenta o lluvia ácida, que viene a ser igual de perjudicial y con idéntico sabor, esta setilla no te deja indiferente, pero no suele matarte (siempre y cuando tengas a un buen caracolcillo supervisando tu ingesta). Sabes que te has topado con alguna de ellas cuando no sólo tú te vuelves loco a la mínima bocanada, sino que ella también (o lo estaba antes). Curiosamente, estas setillas, después de dejar una prolífica marca en tu ser, si no llegan a matarte, se matan ellas. Así que mucho cuidado con suicidarse con setitas alucinógenas, porque puede convertirse en una masacre. Aunque quizás ese sea tu objetivo... Y el de todos los poetas y lectores.