Vamos a comernos el mundo, con permiso de la Pereza, por supuesto.
A pesar de los intolerantes, a pesar de la ignorancia, a pesar de todo.
¿Estamos dispuestos o no? A través del arte, a través de la política (sí cínicos, la política también sirve para algo), a través de manifestaciones, a través de CUALQUIER COSA*.
El viento nos susurra, a todos por igual, pero los mayores están cansados de la misma retahíla...
Revolución Inteligente... Revolución Inteligente...
A los jóvenes nos atrapa su aroma, nos arropa con sus promesas de futuro. ¿Por qué no intentarlo? Podemos hacerlo. Ya lo han hecho otros antes de nosotros, ¿por qué no hacernos oír? ¿Por qué no cambiar el mundo si tenemos el material y las ganas para hacerlo?
Actuemos con juicio, discutamos, pero de forma sabia. Lleguemos a acuerdos, ¡consigamos grandes cosas!
Sí, parece demagogia. Pero no lo es, porque no son simples halagos. Son predicciones de un porvenir no muy lejano.
Puede que no estemos bien. Tampoco (al menos yo) nos encontramos tan mal. Pero no tenemos que conformarnos. La perfección no solo no existe, es una broma de mal gusto. Pero eh, nadie nos ha dicho que no insistamos en dar vueltas alrededor.